
Por Francisco Ramírez Ochoa
El teléfono no ha dejado de sonar. Tengo una semana recibiendo llamadas sobre lo que ocurre ahora que a Donald Trump le han rechazado su intención de compra de Groenlandia.
— ¿Sabes que va por Baja California? — me preguntan.
— ¿Ya se acerca el momento?– insisten mis interlocutores.
Y es que las dudas se acrecentan conforme avanza el tiempo y se da cumplimiento a los acuerdos del supracapitalismo firmados como pactos alternos a los convenios públicos entre las naciones.
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