Por Francisco Ramírez Ochoa
Llegué apurado al restaurant Toks de Plaza Río con diez minutos de retraso luego de encontrarme con una manifestación que tapó el tráfico y para variar era de los transportistas en su conflicto que ya parece eterno. Ahí ya me esperaba mi amigo el abogado Rodolfo Gutiérrez, que estaba acompañado de un académico de la UNAM especialista en relaciones internacionales, pero con carrera de derecho.
— Paco gusto verte, mira te presento a tu tocayo Francisco Hernández Gómez — me dijo al tiempo que extendí la mano para saludarlos. Ya tenían varios libros sobre la mesa y hasta un plano. Ordenamos la primer ronda de café ante lo que se antojaba una plática larga pero no importa, tuvimos buen tiempo para charlar en la nublada tarde con una lluvia que amenazaba.
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